jueves, 18 de agosto de 2011

Reconocimiento

El anhelo de la mente es ser extraordinaria. El ego tiene hambre y sed de reconocimiento. Algunos alcanzan ese sueño a través de las riquezas, otros a través del poder, de la política; otros realizan el sueño por medio de milagros, de juego malabares, pero el sueño permanece: «No puede soportar no ser nadie». Y eso es un milagro; cuando aceptas que no eres nadie, cuando eres tan ordinario como todo lo que te rodea, cuando no pides reconocimiento cuando puedes existir como si no existieras. El milagro es estar ausente. Todo el mundo teme no ser nadie. Sólo unas cuantas personas curiosas y extraordinarias no tienen miedo de no ser nadie, como Gautama Buda o Bankei.
Un nadie no es fenómeno ordinario; es una de las mayores experiencias de la vida: eres y al mismo tiempo no eres. Eres pura existencia sin nombre, sin dirección, sin límites... ni pecador ni santo, ni inferior ni superior, sólo silencio.

La gente tiene miedo porque su personalidad desaparece ante una persona así;su nombre, su fama, su respetabilidad, todo desaparece; de ahí viene elmiedo. Pero la muerte se va a llevar todas esas cosas de cualquier modo. Los sabios permiten que todo eso caiga por sí mismo. Entonces a la muerte no le queda nada que llevarse. El miedo desaparece porque la muerte no puede venir a ti; no tienes nada para ella. La muerte no puede matar a quien no es nadie


Cuando sientes que no eres nadie, te vuelves inmortal. El

nirvana es esa experiencia de la nada, el silencio absoluto
sin alteraciones, sin ego, sin personalidad, sin hipocresía
sólo silencio... y los insectos cantando por la noche.

De algún modo estás aquí, y, sin embargo, no eres.

Estás aquí por tu vieja asociación con el cuerpo, pero si

miras dentro no eres. Y esa comprensión, donde hay puro
silencio y puro ser, es tu realidad,que la muerte no puede
destruir. Ésta es tu eternidad, es tu inmortalidad.

No hay nada que temer. No hay nada que perder. Si piensas

que vas a perder algo —tu nombre, tu respetabilidad, tu
fama— has de saber que no valen nada.
Son juguetes infantiles, no son aptos para personas

maduras. Y ya es hora de que madures, de que simplemente seas.
Tú 'ser alguien' es muy pequeño. Cuanto más eres alguien, más pequeño eres; cuanto dejas de ser alguien, más grande eres. Sé absolutamente nadie y serás uno con la existencia misma.

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