lunes, 29 de agosto de 2011

Conocer la mente------Osho

Si te sientas solo durante diez minutos y escribes sinceramente en un papel todos los pensamientos que pasan por tu mente, no desearás enseñarle este papel ni siquiera a tu amigo más querido, porque verás que hay pensamientos tan dis­paratados que ni tú ni nadie habría esperado algo así. Te darás cuenta de que hay pensamientos tan irrelevantes, inútiles y con­tradictorios que creerás que te has vuelto loco.
Si escribes sinceramente durante diez minutos cualquier cosa que te venga a la mente, te sorprenderás de lo que sucede ahí. Te preguntarás si estás cuerdo o si estás loco. Nunca contemplas tu mente durante diez minutos para ver qué es lo que está sucediendo ahí, o quizá no lo hagas porque ya sabes lo que está sucediendo. Probablemente, tengas miedo.
Por eso la gente tiene miedo de estar sola y busca compañía durante las veinticuatro horas del día; quieren encontrarse con sus amigos, ir a algún centro de reuniones o cualquier otra cosa y si no encuentran a nadie, empezarán a leer el periódico o es­cucharán la radio. Nadie quiere estar solo, porque en cuanto estás solo empiezas a descubrir tu verdadero estado.
Cuando hay alguien presente te entretienes relacionándote con él y no eres consciente de ti mismo. La búsqueda del otro no es más que la búsqueda de una oportunidad para huir de ti mismo. La razón fundamental de que te interesen los de­más es que tienes miedo de ti mismo,  el hombre busca compañía, bus­ca compañeros, busca un amigo, busca la sociedad, busca la multitud.
El ser humano tiene miedo a la soledad. Tiene miedo a la so­ledad porque en su soledad encontrará un reflejo de su verdadero estado, se encontrará con el reflejo de su propio rostro. Y esto le asusta, le da mucho miedo. Por eso, desde que se levanta por la mañana hasta que se acuesta, usa toda clase de métodos para huir de sí mismo, para no tener que enfrentarse consigo mismo. Tiene miedo de verse.
El hombre ha inventado miles de formas para huir de si mis­mo. El cine, la radio y la televi­sión son formas de huir de uno mismo. El hombre se ha vuelto in­quieto. Todo el mundo busca entretenimientos, intentas hacer todo tipo de cosas para olvidarte de ti mismo un rato, porque tu situación interna es cada vez peor. En todo el mundo, junto con el desarrollo de la civilización, se ha aumentado el uso de las dro­gas. Continúa la búsqueda para descubrir métodos se­guros para que el hombre pueda olvidarse de si mismo; de no ser asi, el hombre se vería en un gran apuro.
¿Cuál es el motivo que hay detrás de todo esto? ¿Para qué quieres olvldarte de ti mismo?- ¿Porqué tienes tantas ansias de olvidarte de ti mismo? No creas que sólo las personas que van al cine están tratando de olvidarse de si mismos, también lo hacen las personas que van a los templos; no hay ninguna diferencia. El templo es una vieja forma de olvidarse de uno mismo, el cine es la nueva forma.

 Quieres olvidarte de tu estado interior, no quieres verlo. Quizá puedas convencer a tu mente de que no existe algo que no puedes ver, pero eso no significa que haya desaparecido. No existe ninguna relación entre no ser visible y no existir. Si fuera visible quizá podrías hacer algo por cambiarlo, pero puesto que no es visible no podrás cambiarlo. Seguirá aumentando en tu in­terior como una herida, como una úlcera escondida que no quie­res ver.

Si alguien apesta tiene que rociarse con perfume. Si alguien tiene un cuerpo horrible, tiene que hacer un esfuerzo para pa­recer bello. El que está triste por dentro tendrá que aprender a reírse, y el que está lleno de lágrimas por dentro tendrá que se­guir sonriendo por fuera. El que está lleno de espinas por  den­tro deberá adornarse con flores por fuera.
El hombre no es en absoluto lo que aparenta ser, es exacta­mente lo contrario. Por dentro es una cosa y por fuera es otra. Y está bien engañar a los demás con lo que has puesto en tu exterior, pero el problema es cuando te engañas a ti mismo. Si la apariencia exterior sólo engañase a los demás, no pasaría nada; no es una sorpresa porque la gente normalmente sólo ve lo que hay fuera. Pero tú mismo te engañas porque realmente crees que eres la imagen que ven los demás. Te ves a través de los ojos de los demás nunca te ves directamente cómo eres, lo que realmente eres.
 La imagen que se forma en los ojos de los demás te engaña y te da miedo mirar en tu interior. Quieres ver la imagen que los demás tienen de ti, no tu realidad. ¿Qué dice la gente? Empie­zas a tener mucha curiosidad por saber lo que la gente dice de ti. Detrás de esa curiosidad sólo hay una cosa: crees que te puedes­ reconocer a través de la imagen que se han formado los de­más de ti. ¡Esto es realmente, asombroso! Incluso para verte tie­nes que mirarte en los ojos de otra persona.
La gente tiene miedo de que los demás hablen mal de ellos. Están contentas cuando la gente habla bien de ellos porque su conocimiento de sí mismos depende de la opinión de los demás. No tienen un conocimiento directo de sí mismos; no se conocen a sí mismos por una experiencia directa. Podrían tener esta ex­periencia, pero no sucede porque intentan huir de ella.

La primera cosa al encontrarse con la mente es no preocu­parse de lo que digan los demás o de lo que los demás piensen de ti; tienes que encontrarte, más bien, directamente con lo que eres tú en esencia. En tu soledad tienes que abrir totalmente tu mente y ver qué es lo que hay allí. -Esto es un acto de valentía. Decidir entrar dentro del infierno que se oculta en tu interior es un acto de enorme valentía. Verte en tu desnudez es un acto de enorme valentía. Es necesario tener mucho coraje.

En primer lugar, debes encontrarte directamente con la mente. Pero para que este encuentro se produzca debes enten­der primero dos o tres cuestiones. Después podrás pensar en cómo se puede cambiar la mente.

Para encontrarte directamente con la mente debes abando­nar primero todos tus temores de conocerte. ¿Por qué temes co­nocerte? Este temor puede ser tal vez que seas una mala perso­na. Este temor es que quizá descubras que eres una mala persona después de haber cultivado la imagen de ser una bue­na persona. Aparentas ser una buena persona, eres piadoso, eres inocente, eres auténtico, eres sincero. Tu miedo se debe a que quizá te des cuenta de que por dentro no eres auténtico, sino falso. Tienes miedo de descubrir que no eres religioso, eres complicado, astuto, hipócrita y poco virtuoso. El miedo parte de que tu imagen -lo que crees que eres- podría resultar ser falsa.
 La persona a la que le asusta esto nunca podrá enfrentarse a la mente. Es muy fácil irse al bosque, es fácil irse a la oscuridad, es fácil sentarse frente a los animales salvajes y no tener miedo, pero es muy difícil sentarse y no tener miedo al hombre salvaje que está escondido en tu interior. Es muy complicado. No es nada difícil estar bajo el sol durante años, cualquier idiota lo puede hacer; no es difícil estar cabeza abajo, cualquier idiota puede aprender todos esos trucos circenses; y no es muy difícil acos­tarte encima de las púas, la piel se adapta a las púas muy depri­sa. Si hay algo realmente arduo es encontrar el coraje de tener una experiencia directa de lo que eres por dentro, ya seas bue­no o malo, como quiera que seas.

Así que lo primero es perder el miedo y estar listo para ver­te a ti mismo con valentía. Quien no tiene esta valentía se en­cuentra en un aprieto. Te interesa alcanzar el alma, te interesa conocer la existencia, pero no tienes el valor de tener un encuentro sencillo y directo contigo mismo. El alma y la existencia están muy lejos; la primera realidad es tu mente. La primera realidad es el centro de los pensamientos con el que tienes una relación muy estrecha: primero tienes que verlo, conocerlo, reconocerlo.
Lo primero es conocer tu mente en soledad, sin miedo. Du­rante al menos media hora cada día dale a tu mente la oportunidad de expresarse tal como es. Enciérrate en una habitación como el emperador. Dale a tu mente libertad total. Dile: “Date permiso para pensar y contemplar todo lo que quieras”. Deja de censurarte, eso ha impedido que las cosas afloren a la su­perficie; deja de hacerlo. Dale libertad a tu mente y permite que surja lo que tenga que surgir, permite que aparezca lo que ten­ga que aparecer. No impidas ni reprimas nada, estás preparado para saber lo que hay en tu interior.

Y tampoco deberías juzgar lo que está bien y lo que está mal; porque en cuanto juzgas, comienza la represión. La mente empieza a reprimir lo que llamas malo y empieza a escudarse de­trás de lo que llamas bueno. No necesitas juzgar nada como bue­no o malo. Estate preparado para conocer cualquier cosa que haya en la mente tal  como es, sea lo que sea.
 Si dejas que tu mente sea libre para contemplar, para sen­tir, sentirás mucho miedo y pensarás que estás loco. Pero es esen­cial que conozcas lo que está escondido dentro de ti para poder librarte de ello. El conocerlo y el reconocerlo son los primeros pa­sos para librarte  de ello. No puedes conquistar a un enemigo que no conoces o no reconoces; es imposible. El enemigo oculto el enemigo que está a tus espaldas es más peligroso que el enemigo que está delante de ti y con el que estás familiarizado, y al que puedes reconocer.
 La primera cuestión es que a causa de todas las restriccio­nes e inhibidones que le has impuesto a la mente por todos la­dos no permites que la mente se exprese epontáneamente. Has reprimido su espontaneidad. Todo se ha vuelto antinatural y fal­so. Has tapado todo con velos, llevas una máscara falsa y no per­mites que la mente se exprese directamente.

 Al principio permite que la mente se exprese directamente, delante de ti para que te familiarices con todo el contenido que estaba oculto y reprimido. Una gran parte de la mente se ha ocultado en la oscuridad. Nunca has llevado una luz hasta allí. Vives en la terraza de tu casa, todas las habitaciones están a oscuras y no sabes que ahí se esconden todos los insectos, las ara­ñas, las serpieptes y los escorpiones. Es inevitable que se oculten en la oscuridad. Y tienes miedo de alumbrar esa parte; ni siquiera quieres saber en qué estado se encuentra tu casa.  ­
Para un buscador es absolutamente esencial perder el mie­do. Para que en tu mente y en tus pensamientos se produzca una revolución, en primer lugar tienes que perder el miedo, tie­nes que estar dispuesto a conocerte sin miedo. En segundo lugar, tienes que deshacerte de todas las censuras y restricciones que has impuesto sobre la mente. Y le has impuesto muchas restricciones: «No pienses en eso. No, no dejes que un pensamiento como ese pase por tu mente. iEs un mal pensamiento! ¡No lo permi­tas!». Cuando reprimes los malos pensamientos, no los destru­yes, slno que penetran en tu subconsdente.
Al reprÍmir, el pensamiento no desaparece sino que va has­ta el fondo de tu ser, porque lo que estás reprimiendo viene de tu interior, no del exterior.

 Recuerda, todo lo que está en tu mente no viene del exterior sino de adentro. Es como si tapásemos la salida  de un manantial que surge de la montaña: no destruirás el manantial; se esconderá y buscará otras salidas. En un principio debería haber habido un manantial, pero quizá ahora haya, diez porque el agua intentará fluir dividiéndose en diez manantiales. Y si tapas esos diez lugares aparecerán cien manantiales. ­
Todo viene de dentro, no de fuera. Cuanto más lo reprimes más horrible y pervertido se vuelve. Encuentra otras formas de sa­lir; crea nuevas complicaciones, pero tú sigues reprimiéndolo con más fuerza. El pensamiento reprimido no se destruye, sino que penetra profundamente en tu subconsciente. Y cuanto más lo reprimes, más profundamente se esconde y más poder tiene sobre ti.

La rabia está mal, por eso la reprimes: entonces una corrien­te de rabia se extiende por todo tu ser. El sexo está mal, la ava­ricia está mal, esto está mal, aquello está mal... Reprimes todo lo que está mal y al final te encuentras con que te has conver­tido en lo que has reprimido. ¿Cuánto tiempo puedes bloquear esos manantiales tapando la salida?
Y la mente tiene una forma determinada de funcionar. Por ejemplo, cualquier cosa que quieras reprimir y de la que quieres escapar se vuelve primordial para la mente. Cualquier cosa de la quieras escapar se convierte en una atracción, y la mente se sien­te atraída por ella. ilnténtalo! Si intentas escapar de algo o re­primirlo, la mente se concentrará en ello.
 El segundo punto que debes recordar es que hay que olvi­darse de todos los sentimientos, de conflicto y lucha con cualquier estado mental. Crea simplemente un sentimiento de que­rer saber, compreder, «me gustaría comprender mi mente». Uno debería penetrar en la mente con esta clase de sentimiento sin­cero. Este es el segundo punto.­

Y el tercer punto es no juzgar nada de lo que surja en la mente. No juzgues lo que está mal y lo que está bien. La maldad y la bondad son dos caras de la misma moneda. Donde hay maldad, habrá bondad en la otra cara; donde hay bondad habrá maldad en la otra cara.
Dentro de una persona buena se escode una persona malvada y dentro de una persona malvada se esconde una persona buena. Una persona buena tiene la cara buena de la moneda ha­cia arriba y la cara mala hacia abajo. Cuando una persona bue­na se vuelve mala es peor que la persona más malvada. Y si una persona malvada, se vuelve buena hará palidecer, en comparación, a la persona buena. En una persona mala, la bondad se ha  escondido totalmente, sólo se ve la maldad. Pero si cambia y se vuelve un buen hombre, las demás personas buenas palidece­rán a su lado. Una fuerza de bondad fresca y oculta emanará de él. Valmiki o Angulimal son dos buenos ejemplos de esto: fueron personas muy malas que un día se volvieron buenas y brillaron más que ningún santo con su bondad.
Una persona buena y una persona mala no son diferentes; son las dos caras de la misma moneda. Pero el sabio es un tercer tipo de persona, en su interior no hay bondad ni maldad. Des­aparece la moneda. Un sabio no es un hombre bueno, un caba­llero o un santo. En el interior de un caballero siempre hay es­condido un hombre malvado y en el interior de un hombre malvado siempre hay escondido un caballero. Un sabio es deci­didamente un tercer tipo de fenómeno. Está más allá del bien y del mal; no tiene relación alguna con ninguno de los dos. Ha en­trado en una dimensión totalmente distinta, donde el bien y el mal no existen.
  -Yo no soy bueno ni malo. Simplemente, soy yo mismo. He renunciado a la idea de bueno y malo. He renunciado al interés de convertirme en bueno, porque cuanto más intentaba ser bueno, más malo me volvía. Me volví absolutamente indiferente. Y el día que me volví indiferente me di cuenta de que dentro ya no había bondad ni maldad. En su lugar había nacido algo que es mucho mejor que la bondad y que no tiene ni una sombra de maldad.

El tercer tipo de persona es el sabio. El viaje del buscador no consiste en convertirse en un buen hombre; el viaje del buscador es el de convertirse en un sabio.

Así que mi tercer punto es: cuando surja un pensamiento en la mente, no decidas si es bueno o malo. No lo apruebes ni lo desapruebes. No digas que esto es malo o es bueno. Simplemente, siéntate al lado del río de la mente, como si estuvieses sentado a la orilla de un río, contemplando el fluir del agua con indiferencia. El agua fluye, las piedras fluyen, las hojas fluyen, la madera fluye y tú estás contemplando sentado en silencio en la orilla.
  Estos son los tres puntos de los que os quería hablar esta mañana. Lo primero es una tremenda valentía al enfrentarse con la mente; lo segundo es no poner restricciones ni condiciones a la mente; lo tercero es no juzgar los pensamientos y deseos que surjan en la mente, no debe de haber juicios de bueno ni malo. Tu actitud debería de ser indiferente. Estos tres puntos son necesarios para entender las perversiones de la mente.
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comentario sobre este texto
Porque nos juzgamos ??????
Las religiones fueron la primera organizacion politica diciendo lo que se podia y lo que no se podia hacer , esa clasisficacion de lo bueno y lo malo que todos tenemos grabado en el inconciente , es lo que nos hace juzgarnos y juzgar y nos bloquea la posibilidad de ver nuestra totalidad , porque lo que esta clasificado como malo ....lo negamos .

Es increible lo profundo de esta creencia , ya que los textos que hablan (como este ) develando el etiquetado que hacemos , en su narrativa incorporan muchos juicios desde este paradigma .
Como hacemos para salir desde este paradigama tan arraigado en nosotros ????(bien y mal )
Hay una frase que dice en la naturaleza no hay premios ni castigos hay consecuencias , en algun punto el cambio vendria por ese lado , empezar a ver las consecuencias de nuectras acciones y pensamientos y chequear si estan alineadas a lo que queremos y poder observar nuestro accionar y pensar sin juzgar tan rigurosamente :

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